27 abr 2014

La oración de T.


"No te he dado ni rostro, ni lugar alguno que sea
Propiamente tuyo, ni tampoco ningún don que
Te sea particular, ¡oh Adán!, con el fin de que tu rostro,
Tu lugar y tus dones seas tú
 quien los desee, los conquiste
Y de ese modo los poseas por ti mismo.
La naturaleza encierra a otras especies dentro de unas leyes
Por mí establecidas. Pero tú, a quien nada limita, por tu propio
Arbitrio, entre cuyas manos yo te he entregado, te defines a ti mismo.
Te coloqué en medio del mundo para que pudieras contemplar mejor
Lo que el mundo contiene. No te he hecho ni celeste, ni terrestre, ni mortal,
Ni inmortal, a fin de que tú mismo, libremente, a la manera de un buen
Pintor o de un hábil escultor, remates tu propia forma."


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