30 may 2017

Desde el momento en que te vi...

Una náyade. John William Waterhouse


De mirarte tanto y tanto,
de horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre; los ojos
te encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de lo tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron,
el contemplado, el constante
Contemplado!

Pedro Salinas


29 may 2017

Otro regalo de Juno

Júpiter visto desde abajo por la nave espacial Juno. Las bandas horizontales desaparecen en remolinos y patrones complejos. 

Crédito: NASA, Juno, SwRI, MSSS, Gerald Eichstädt & Seán Doran


En calma...

Rogelio Bernal Andreo


«La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en el que se mueven las estrellas.»

Hermann Hesse

28 may 2017

Devoradores de libros V

Iván Kramskoi (Rusia, 1837-1887) - Retrato del escritor, poeta y filósofo Vladimir Soloviev, 1885.


En lo más profundo...



Ni el olvido podrá arruinar la vida
que mantiene esta llama lejos de la ruina.
No diga nadie
que comienza la nada,
que se termina el hombre,
cuando el tiempo se apaga,
cuando brota el silencio
(poca cosa es el tiempo
comparado a la vida
y a la pasión de un hombre).
Como el árbol y el árbol
que cruzan sus raíces
en la tierra profunda
cruzaron su existencia.
Vivieron como uno y como uno quedan.
Que nadie piense
que hay dos corazones,
ahora que nada pueden,
donde hubo uno solo
que todo lo podía.

Javier Rodríguez Marcos

14 may 2017

El alegre mes de mayo

Pascal Campion

"Les ruego que le propinen un buen golpe al poeta cuando les cante las alabanzas del mes de mayo. Se trata de un mes que presiden los espíritus de la travesura y la demencia. En los bosques en flor rondan los duendes y los trasgos: Puck y su séquito de gnomos se dedican febrilmente a cometer desaguisados en la ciudad y en el campo.
En mayo, la naturaleza nos amonesta con un dedo admonitorio, recordándonos que no somos dioses, sino súper engreídos miembros de su gran familia. Nos recuerda que somos hermanos de la almeja y del asno, vástagos directos de la flor y del chimpancé, y primos de las tórtolas que se arrullan, de los patos que graznan, y de las criadas y los policías que están en los parques.
En mayo, Cupido hiere a ciegas: los millonarios se casan con las taquígrafas, los sabios profesores cortejan a masticadoras de chicle de blanco delantal que, detrás de los mostradores de los bares, sirven almuerzos; los jóvenes, provistos de escaleras, se deslizan rápidamente por los parques donde los espera Julieta en su enrejada ventana, con la maleta pronta; las parejas juveniles salen a pasear y vuelven casadas; los viejos se ponen polainas blancas y se pasean cerca de la Escuela Normal; hasta los hombres casados, sintiéndose insólitamente tiernos y sentimentales, les dan una palmada en la espalda a sus esposas y gruñen: “¿Cómo vamos, vieja?”
Este mes de mayo, que no es una diosa sino Circe, que se pone un traje de disfraz en el baile dado en honor de la bella Primavera que hace su presentación en sociedad, nos abruma a todos."

Comienzo del relato "El alegre més de mayo", de O. Henry.

Podéis leerlo completo, aquí:



13 may 2017

El mar de siempre

Playa Calas, Calblanque, Murcia


No volver a soñar más que en lo mismo,
para tejer el hilo de los tiempos
que tal vez fueron milagrosos.
O acaso no existieron,
sino en la mente de quien los pensó.

Ese arrullo que escuchas
no es el del mar de entonces;
aquel calló con las ausencias,
o bien se hundió lejano
y se perdió en la espuma de otros mares.

No son los mismos, nunca.
Cada uno se acerca a sus orillas,
diversos todos, todos únicos
en el rozar del agua con su tierra;
y cada tierra con su mar se duerme
o al levantar el sol con él se alza.
Pero distintas, diferentes,
las tierras lejos, las de cerca,
tienen su propio mar que las arrulla
y con diverso pálpito respiran.

Como es otra la música
que en su bajar nos llega
del infinito mar de las constelaciones.

Y así vamos de mares y de orillas
al límite final que nos espera.

Eugenio Florit