Ni el olvido podrá arruinar la vida
que mantiene esta llama lejos de la ruina.
No diga nadie
que comienza la nada,
que se termina el hombre,
cuando el tiempo se apaga,
cuando brota el silencio
(poca cosa es el tiempo
comparado a la vida
y a la pasión de un hombre).
Como el árbol y el árbol
que cruzan sus raíces
en la tierra profunda
cruzaron su existencia.
Vivieron como uno y como uno quedan.
Que nadie piense
que hay dos corazones,
ahora que nada pueden,
donde hubo uno solo
que todo lo podía.
Javier Rodríguez Marcos
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