15 oct 2016

El hilo que nos une...

Rimel Neffati


Cuando lo extraje del sobre
como un presagio
la hoja de tu carta
me cortó el dedo.
Una herida sutil pero profunda,
típica del papel afilado.

La sangre chorreó enseguida copiosa
y andando por la calle
yo goteaba y
manchaba de amaranto el asfalto:
gotas de rubí derretido.

Dejo que esto sea
el ridículo hilo de Ariadna
para reconducirte a mí.

Recojo el dedo herido en el puño.
El corte quema y
la sangre que sale
corre en arroyuelos sobre la palma de mi mano.

El minúsculo río rojo
elige come madre los surcos de mi palma:
la línea de la vida, la de la salud
y la del corazón
inundadas de sangre.

Silvia Favaretto, "Cien rosas rojas encerradas en el capullo de mi carne"

Steve Cole - Intimacy


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