20 nov 2017

Noviembre

Leonid Afremov


-Que nadie me mencione aquel salto mortal y tu silueta nítida cercada de ababoles-

Recuerdo,
sobre el gélido aliento de noviembre,
una ruta de flores en tu boca,
un perfume de sol,
una locura,
y mis pies suspendidos por encima del suelo.

Tu juventud tenía un cansancio de cruces,
una súbita urgencia
de vivir y matar,
los más amargos posos de mis labios.
Como un ángel caído, sin nada que perder,
de par en par me abriste la puerta de tu infierno.
Yo te amaba.
Yo te amé.
Yo te amo y bendigo,
el camino secreto de tus pasos.

Perdóname que grite este amor al silencio,
que sólo quede en mí ternura sin destino,
un suicidio en la noche, que devora,
la paz de mis abrazos.
Que no pueda olvidar,
la desventura, de que,
nunca jamás, habrá noviembres,
que nos hallen amándonos por sus calles.

María García Romero


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