John Poppleton
VIAJERO ESTELAR
Me extrañaste en Antares,
Navegaste por mis constelaciones
Y así, como
nos ensoñamos en Vega,
imaginaste en Polaris
el choque de nuestros cuerpos
—celestes—
cuando nos encontramos en Sirio,
y me descubriste el
amanecer alzando el
velo de Mizar.
Navegaste por mis constelaciones
ligero de equipaje,
viajero experto y delicado,
cargado de ternura y de sonrisas.
Mis manos,
Mis manos,
pequeñas
—charcos en las tuyas—
volaban entre pájaros y
serpientes
en Betelgeuse,
el hombro del gigante;
se embriagaban de tabaco y
de frescura mientras
saltaban de mis montes de Marte
a tus valles lunares;
se abrían camino
entre tu pelo y
surcaban
las líneas de tu cara,
más profundas que
las brechas de Europa.
Tu vía láctea
Tu vía láctea
inundó mi
materia oscura,
llovimos estrellas fugaces de
sangre, sudor y lágrimas
y nuestras Pléyades
iluminaron el café,
—negro
como tu alma
y la mía—
restañando el
impacto
de los meteoritos;
mientras, el sosiego
y la alegría
se adueñaron de
tus luceros del
alba
deslumbrando mi
vida, serenando mi
alma.
Y así, como
Cástor y Pólux,
caminamos por el cielo de diciembre;
cercanas nos quedan
las puertas de Orión,
siempre
abiertas para nosotros.
Crúzalas cuando quieras,
Crúzalas cuando quieras,
viajero estelar;
estaré,
siempre,
al otro lado de
tu
universo.
Arantxa Oteo
Arantxa Oteo
Michael Pépé - Myriades de Lumiere
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