Sabiendo que eres agua, que eres sal, que en la fuente primera de tus pies, antes de que los dioses despertaran, tu sangre no era roja todavía, y eran olas el tono de tus voces, tus latidos, tus pasos vacilantes, la luz de tus pupilas y tu aliento, y esa risa que envidian las gaviotas; sabiendo que eres mar azul y blanco; sabiendo que eres playa, espuma, brisa, luna de amaneceres, sol nocturno, y que tanto te abruman los teléfonos, las listas de correos, los periódicos y el gris asfalto de las autopistas; sabiendo como sabes todo eso, ¿cómo no levar anclas de una vez y salir a buscarla en alta mar? Joaquín Copeiro en "Desde tierra adentro" |
20 ago 2016
Recargando energías...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario