Hacía mucho tiempo, años incluso, que una cesta llena de deliciosas manzanas pictóricas aguardaba, paciente, al momento preciso en que las recolectara para compartirlas aquí. Son algunas de las obras que compartí con T. en nuestros famosos paseos en escoba. Confieso que desde que él no está, he encontrado variopintos motivos para ir postergando el colocarlas en el lugar destacado que merecen en este jardín.
Pero hoy es el día D. Y el elegido, por la importancia que tuvo para nosotros, será Baco y Ariadna, del maestro Tiziano.
Taza de colacao calentito en mano y comenzamos...
Esta pintura no puede comprenderse en profundidad sin un antes, un durante y un final.
El antes
Para empezar, ¿quiénes eran los protagonistas de nuestra pintura?
Por un lado, Baco era el nombre romano de Dioniso, el dios griego del vino, de la embriaguez, el dador de la exquisitez, el juerguista por excelencia. Era hijo de Júpiter. Cuando era pequeño, unas ninfas lo cuidaron y alimentaron y las Musas lo educaron y lo instruyeron en lírica, en canto y en danza. Generalmente, es representado como un joven coronado por la hiedra, que simboliza la inmortalidad y siempre lleva un racimo de uvas o una copa de vino en la mano.
Por otra parte, nuestra protagonista femenina, Ariadna, era la diosa de la fertilidad de Creta e hija del rey Minos.
Ahora debemos ubicarnos en el espacio-tiempo. El rey Minos, el padre de Ariadna, había lanzado unas certeras maldiciones a Atenas que provocaron hambruna y sequías, por lo que todos los años se le hacía una ofrenda de siete niños y siete niñas atenienses para aplacar la ira del Minotauro que vivía en el famoso y terrible laberinto de Knossos, sí sí, el que Dédalo mandó construir para encerrar al Minotauro y en el cual él murió de hambre al no encontrar la salida.
Pues bien, cansados de estar bajo el yugo de Creta, los atenienses recurrieron a Teseo para que matara al Minotauro. ¿Qué ocurrió? Que cuando Ariadna vio a Teseo, se enamoró de éste, que se dejó querer y se aprovechó de la inocencia de la muchacha -opinión personal- para que ella le ayudara, traicionando a su familia. Para ello, Ariadna le dio un ovillo de lana mágica a Teseo con la indicación de que se lo anudara a la muñeca o a la cintura y fuera indicando el camino. De esta forma, una vez que consiguiera matar al Minotauro, sólo tendría que ir recogiendo el ovillo para llegar a la salida.
Así lo hizo Teseo, que era muy bien mandado: mató al Minotauro y fue rebobinando la lana del ovillo que le había facilitado Ariadna para salir del laberinto. Una vez fuera, se reunió con Ariadna y juntos, huyeron de la isla. Se desposaron y pasaron su noche de bodas. Hasta ahí todo idílico, ¿no? Pues no, porque el canalla de Teseo dejó plantada a Ariadna de una forma vil, una vez consumado el matrimonio y conseguido su objetivo, algo así como diciéndole: "Ya te he usado, ya no me interesas, ahí te quedas". Y la pobre Ariadna se quedó pasmada, incrédula y con cara de no entender qué estaba sucediendo. Ella se quedó indignada, con el corazón roto, o tal vez sólo fue un enamoramiento primaveral, quién sabe.
Ovidio, en su Heroidas, la plasmó abatida:
«Ahora evoco no sólo lo que he de soportar, sino todo lo que puede sufrir una mujer abandonada. Mil formas de morir acuden a mi mente»
Así pues, se quedó lo suficientemente tocada como para plantearse acabar con su vida arrojándose al mar. Manuel José Quintana lo expresó así en su poema Ariadna:
dame ¡oh! mar, en tu seno un abrigo,
y las ondas escondan conmigo
mi infortunio, mi oprobio y mi amor.
(Arrójase al mar).
El durante...
Aquí es donde llegamos a la escena del cuadro. En ese momento en el que Ariadna se estaba planteando lanzarse al mar, toda afligida, es cuando Baco, que venía, triunfante, de conquistar la India la vio, bajó del monte Olimpo y aquí es donde se desarrolla la escena del cuadro.
Ella estaba asustada, devastada y sorprendida al ver a Baco y él llega a su lado, con la intención de tomarla entre sus brazos e, inmediatamente, se enamora de ella. Ariadna se enamoró de él. El cuadro representa cuando Baco baja del monte Olimpo y las miradas de ambos se encuentran. El momento exacto en el que Baco se enamora de Ariadna.
Pero...en el cuadro no aparecen sólo ellos, ya que Baco no iba solo. ¿Qué más se ve en el cuadro? En el cuadro se ve que Baco iba acompañado de su séquito. Si él era un juerguista, ¿quién lo iba a acompañar? Pues...dos desenfrenadas y frenéticas bacantes (seguidoras de Baco) con sus platillos, un sátiro, el Laoconte (el personaje rodeado por una serpiente, que fue devorado, junto con sus hijos, por serpientes marinas), hay un niño fauno que es ladrado por un perro y que arrastra la cabeza de un ternero, otros llevan lanzas, otros tocan los tambores. Hay otro personaje, el gordo Sileno, el padre adoptivo de Baco y jefe de los sátiros. Está borracho, dormido sobre una mula. Sus compañeros lo sostienen para que no se caiga.
En este cuadro las serpientes simbolizan la lujuria y la fertilidad y forman parte del ritual bacanal. Tiziano quería plasmar, con este ruidoso cortejo, la sexualidad desenfrenada, al ser Baco el Dios de la juerga. Los únicos personajes inmóviles de toda la composición son los dos leopardos que transportan a Baco hasta el punto en que se encuentra con Ariadna. Quiero pensar que los pintó así, como si hubieran recibido la orden de su dueño de quedarse quietos para no asustar a Ariadna. Y Baco dio un salto impresionante de su carro para llegar hasta ella.
Dionisos no desciende todavía.
Va a pisar tierra pronto.
Tropezará el cortejo
Con aquella mujer ya moribunda,
Que su pulso recobra,
Su ritmo esperanzado.
Dionisos
Ve en Ariadna, ya erguida,
Princesa de infortunio.
Jorge Guillén
Ah, que no se me olvide... El manto de Baco es de color rosa y el fajín de Ariadna es de color rojo (ella va de azul y rojo). El manto rosa de Baco y el fajín rojo de ella forman un enlace de color que consigue que el ojo del espectador vaya de un lado a otro entre ellos. Un enlace imaginario que nuestro cerebro crea y que provoca que te olvides de todo lo demás y centres tu atención en los personajes principales.
Una cosa que llama mucho la atención es que Tiziano era un maestro del color y elaboró la composición de la imagen con mimo, cuidado y con inteligencia. ¿Por qué? Imagina que cruzas dos diagonales con la imagen y entonces puedes ver que la mano derecha de Baco se sitúa en el centro de la pintura donde estas diagonales imaginarias que hemos trazado se cruzan. Los juerguistas están confinados en la parte inferior derecha. Baco y Ariadna ocupan la parte superior izquierda. Por un lado, los pies de Baco están aún con su cortejo, pero...tanto su cabeza como su corazón ya se han unido a Ariadna.
Y el después...
Sobre la cabeza de Ariadna, encima de las nubes, en la esquina superior izquierda del cuadro hay una constelación de estrellas sobre el cielo azul. Es una corona estrellada, obsequio de Baco a su futura esposa. De hecho, a la muerte de ella, Baco se ocupó de que la corona de oro que le regaló como presente de boda se pusiera en el cielo como constelación. De hecho, existe, se trata de la Corona Boreal.
En definitiva, es una pintura muy simbólica. Me gusta todo, pero una de las cosas que más me llama la atención es la mirada de Baco al quedar prendado de Ariadna. Lo considero una de las primeras manifestaciones artísticas del "amor a primera vista" (y deseo también, todo sea dicho).
Como curiosidad final de este paseo...
¿Has visto por algún sitio la firma de Tiziano? ¿Cómo sabemos que es suyo? Pues bien... ¿Ves en la esquina inferior izquierda, a los pies de Ariadna, una roca, y sobre ella, una pequeña urna con forma de copa? Pues en esa urna está la firma de Tiziano. Está en latín. Tiziano fue uno de los primeros pintores que comenzó a firmar sus creaciones y siempre buscó elevar el estatus social de los pintores.
Y hasta aquí, esta deliciosa manzana dorada. Ojalá la hayas disfrutado tanto como yo.
Y hasta aquí, esta deliciosa manzana dorada. Ojalá la hayas disfrutado tanto como yo.
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