3 feb 2020

El Jardín del Edén de Kubla Khan


Albert Goodwing


En Xanadú, Kubla Khan ordenó levantar un majestuoso palacio;
allí donde Alf, el río sagrado, corre a través de mil cavernas,
desembocando en un mar abandonado por el sol.
Dos veces cinco millas de tierra fértil,
por murallas y torres eran circundada;
y allí veíanse jardines surcados por brillantes arroyos,
en los que florecían filas de árboles perfumados,
y bosques tan apretados como montañas,
encerrando en su seno verdes pasajes sonrientes.


¡Aquella profunda y romántica quebrada
que se adentra en la verde colina,
a la sombra de los cedros!
¡Paisaje agreste!
¡Encantado y beatificado como si en otra época,
bajo la luna moribunda,
alguna dama hubiese venido a llorar por su demonio amante!
Y de esta quebrada, creciendo en incesante gemido,
como si la tierra respirase hondo,
brotase por momentos una fuente tumultuosa;
cuyas lenguas inciertas escupen fragmentos como granizo
que saltan bajo el saco de trigo,
y en medio de estas danzantes rocas, junto a ellas,
saltaba hacia los aires el río sagrado.
Durante cinco millas, por un laberinto trazado,
entre bosques y valles corría el río sagrado,
antes de entrar en las cavernas al hombre inmensurable
y de hundirse tumultuosa en un océano muerto.
En medio de este tumulto, Kubla oyó en la distancia
las voces ancestrales que predecían la guerra.


La sombra del palacio de los deleites flotaba sobre las olas,
y desde él se oían las melodías de la fuente y las cavernas.
¡Milagro de sutil ingenio este resplandeciente palacio con sus cavernas de hielo!


Ví en sueños una doncella, tañendo su instrumento:
una doncella abisinia, tañendo su instrumento
y cantando dulcemente en el monte Abora.
¡Ah! Si yo pudiese resucitar de mi memoria su música y su canción,
en tan grave éxtasis me sumirían,
que podría construir con música en el aire aquel palacio.
¡Aquel palacio resplandeciente, aquellas cavernas de hielo!
Y cuantos me oyeran verían ante sus propios ojos, y todos gritarían:
¡Cuidado! ¡Cuidado! ¡Mirad los ojos fulgurantes, mirad su flotante cabellera!
Trazad un triple círculo en torno a él y cerrad los ojos en sagrada reverencia,
pues él se ha nutrido de dulce rocío y bebido la leche del Paraíso.


Kubla Khan, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)


Notas:

Kubla Khan o Una visión en un sueño fue escrito por Coleridge en 1798. Es un poema que usa un lenguaje complejo para retratar una visión o sueño que tuvo inducido por el opio.

El poeta tuvo uno de los sueños más asombrosos de su vida: observó la construcción de un gran palacio, y supo (como se saben las cosas en los sueños) que esa construcción era realizada por una extraña melodía que sonaba en el aire, mientras una voz misteriosa atravesaba los cielos con unos versos nunca antes oídos.

Cuando Samuel Coleridge despertó, se apresuró a anotar aquellos versos enigmáticos; sin embargo, fue interrumpido por un visitante inoportuno. Llegó a escribir apenas cincuenta versos de los trescientos que había soñado.

No es del todo extraño imaginar a un escritor que sueña con un poema y un palacio; lo extraño es que veinte años después de la muerte de Samuel Coleridge, un investigador ruso descubriera un viejo manuscrito persa que cuenta la historia del palacio encantado de Kubla Khan, cuyo diseño se le reveló al emperador en un sueño.


El Kubla Khan de Coleridge

Kubla Khan era un hombre de gran poder; llevando el título de un gobernante asiático. Kubla vive en un lugar llamado Xandu. Xanadú es sinónimo de "paraíso" o "utopía". La tierra se describe con exuberantes campos, jardines y bosques. Kubla Khan pretendía construir un lugar de libertad y relajación llamado "majestuosa cúpula de placer". El paisaje que rodea el dominio de Kubla es salvaje e indómito, cubierto por bosques y cortado por el sagrado río Alphs. Coleridge describió una grieta profunda en la tierra, escondida bajo un bosque de árboles densos. Aquí el poema cambia del equilibrio y la tranquilidad al disturbio. (Hay quien creía, entre ellos Ferdynand Ossendowski, que en Xanadú se encontraba la entrada al reino de Agartha, en cuyo territorio no existe el mal ni el crimen).

La siguiente parte muestra el lado salvaje y la violencia de la vida fuera de la "cúpula del placer". Describe la naturaleza y las imágenes del mal y la guerra mezcladas. Coleridge dio una descripción de una erupción violenta y usó imágenes como que el palacio fue perseguido por una mujer que lloraba por su amante demonio. Esta imagen de una mujer atada al mal saca el lado oscuro de la luz con solo la "luna menguante" para escucharla llorar.

A continuación, cambia el tema y nos cuenta sobre una visión o sueño que alguna vez tuvo. En esta visión o sueño, vio a una doncella tocando un dulcimer (un instrumento de cuerda) cantando sobre una montaña. El poeta se sintió tan conmovido por la música que deseó poder revivirla. Se imagina que su visión se ha vuelto tan real que puede asustar a la gente y hacer que griten "¡Cuidado, cuidado!". Hay imágenes de dos mujeres en el poema y son un contraste directo entre ellas, una que representa el mal, y la criada abisinia exótica y bella.

Xanadú simboliza el Jardín del Edén; es encantador e inocente, rodeado de maldad y la constante amenaza de destrucción. Coleridge, habiendo "bebido la leche del Paraíso", describe lo mucho que quiere regresar a la utopía.

Lo que opinaba Borges

Para afinar estas notas rápidas, traigo un trocito del ensayo de Jorge Luis Borges, El sueño de Coleridge:
«¿Que explicación preferiremos? Quienes rechazan lo sobrenatural juzgarán que la historia de los dos sueños es una coincidencia, otros que el poeta supo de algún modo que el emperador había soñado el palacio y dijo haber soñado el poema para crear una espléndida ficción. Más encantadoras son las hipótesis que transcienden lo racional. Por ejemplo, que el alma del emperador, destruido el palacio, penetró en el alma de Coleridge para que éste lo reconstruyera en palabras, más duraderas que los mármoles y los metales.
El primer sueño agregó a la realidad un palacio; el segundo, un poema sugerido por el palacio; la similitud de sueños deja entrever un plan. En 1961 se comprobó que del palacio de Kublai Khan sólo quedaban ruinas; del poema nos consta que apenas se rescataron cincuenta versos. Tales hechos permiten conjeturar que la serie no ha terminado. El primero tuvo la visión del palacio y lo construyó; el segundo, que no supo del sueño del anterior, soñó un poema sobre el palacio. Si no se equivoca el esquema, algún lector de Kubla Khan soñará, en una noche de la que nos separan los siglos, un mármol o una música. Ese hombre no sabrá que otro dos soñaron, quizá la serie de sueños no tenga fin, quizá la clave esté en el último». (El sueño de Coleridge, Jorge Luis Borges).

El pintor maravillado

Ah, no podemos, de ninguna manera, olvidar la majestuosa y utópica visión que tuvo Albert Goodwing del poema de Coleridge, llamando a su cuadro "El río sagrado de la vida", que ilustra esta manzana de oro que hoy deposito en el jardín.


Y como curiosidad final...

Titan globe.jpg
Xanadú es el área brillante en el centro-derecha de esta imagen


En honor al poema Kubla Khan de Coleridge se llamó Xanadú a un área muy brillante situada en el hemisferio que lidera la marcha de Titán, uno de los satélites de Saturno.
Este rasgo geográfico tan curioso fue captado por primera vez en el año 1994 por el Hubble y los astrónomos lo identificaron al comprobar las imágenes en longitudes de ona infrarroja y, gracias a la sonda Cassini, se tomarno imágenes mucho más detalladas. 
Xanadú tiene un tamaño aproximado similar al de Australia. Observaciones preliminares indican que Xanadú es una región o meseta compuesta de hielo de agua y altamente reflectante, lo que la hace contrastar con las regiones más oscuras situadas a menor elevación, que anteriormente se creyó contenían mares líquidos de hidrocarburos, si bien ahora se sabe que son planicies cubiertas de dunas de hidrocarburos. Los rasgos geológicos parecen como esculpidos en el hielo, debido a la acción del metano o etano líquidos, en lugar de constituir una superficie sólida.

Los científicos también investigan, con las imágenes y los datos aportados en 2004 por Cassini, el límite entre Xanadú y Shangri-la, una región oscura más al oeste, que contrasta con la luminosidad de Xanadú.

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