Luna de los ensueños, sobre la tarde lila.
Tu oro viejo difunde morosa enfermedad,
Cuando en un solitario confín de mar tranquila,
Sondeas como lúgubre garza la eternidad.
En tu mística nieve baña sus pies María,
Tu disco reproduce la mueca de Arlequín,
Crimen y amor componen la hez de tu poesía
Embriagadora y pálida como el vino del Rhin.
Leopoldo Lugones
Manuel de Falla: Nocturno (1896)
Nota: Quiero agradecer a Jorge su generosidad al dejarme compartir su dibujo. En él se conjugan, de forma utópica e hipnótica, dos de los hilos que salen de mi piel: la Luna y los columpios, donde, aún hoy, encuentro refugio y paz para sentir.
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