¿La has reconocido? ¿Sí? Ajá, la Basílica de San Isidoro en León. Es Románico y me encanta, aparte, claro, de ser una muestra universal del Románico castellano. Y también porque en ella se "ocultaron" ciertos tesoros simbólicos que vienen a confirmar el dicho "Si quieres ocultar algo, ponlo a la vista de todos"...
Comencemos nuestro paseo...
¿Nunca te has preguntado cómo pudo terminar San Isidoro, sevillano de adopción y cartagenero de nacimiento, por aquel entonces, con sus huesecitos en brazos del eterno descanso (o en brazos de Perséfone, quién sabe) en las frías tierras del reino de León? Pues por los reyes de turno, of course. Sancha y Fernando; ella, heredera al reino leonés por la muerte de su hermano Vermudo III; él, segundo hijo del rey de Navarra Sancho III el Mayor y leonés de adopción.
San Isidoro de Sevilla, Esteban Murillo
Te cuento...
Donde hoy se alza este grandioso conjunto dicen que existió, ya en el siglo X, un monasterio para las mujeres de la familia real, institución bautizada como Infantado. Nada queda de esos edificios, que Almanzor se ocupó de arrasar en torno al 998.
La reconstrucción del templo ”en barro y ladrillo”, dedicado a San Juan Bautista y a San Pelayo, que había iniciado su padre, fue la que heredó Sancha y su marido navarro Fernando.
Miniatura que representa a Sancha de León y su marido, Fernando I de León
Hasta aquí todo normal, ¿no? Árabes se lo cargan y cristianos lo rehacen... ah, pero entonces...¿por qué ha resultado tan importante y qué pinta aquí San Isidoro?
Pues que el poder de las monarquías cristianas en la Península durante estos siglos estaba ligado a las reliquias. Restos de santos, bien corpóreos u objetos relacionados con su vida, eran tesoros indispensables para asegurar el prestigio de una iglesia o monasterio y, asociado a éstos, el de una familia real. Fernando y Sancha sintieron predilección por San Isidoro, uno de los santos más importantes de la Hispania visigoda: emparentado con la monarquía, no solo milagrero sino también sabio, escribió tratados que recopilaban el saber de su momento (como ‘Las Etimologías’, un gran compendio que conservó la cultura tardorromana). La llegada de sus reliquias a León responde, no obstante, a un golpe de suerte: guerreando en tierras de Sevilla, Fernando I deseaba los restos de Justa y Rufina. Pero un sueño del obispo que lo acompañaba, inspirado por el propio San Isidoro, le reveló la situación de su cuerpo (sospecho que todos sueñan menos yo, que he de conformarme con la parte biológica del sueño, Morfeo no me aprecia ni un poquito).
En el templo, el barro había sido sustituido por piedra, mientras el resplandor del oro y las gemas de algunos presentes reales alumbró la celebración. Ese día se donaron piezas tan conocidas como un cáliz de ágatas o el arca de plata donde se guardaron las reliquias, regalo de los propios reyes. El cáliz, formado por dos vasos de ágata unidos con oro, fue una donación de la infanta Urraca, hija de Fernando y Sancha.
En lo que a arquitectura se refiere, la iglesia, de tres naves con tres ábsides y cuyo acceso debía realizarse desde un pórtico sur, reservaba un espacio a sus pies, en la zona occidental, para el Panteón de Reyes, recinto en el que Fernando y Sancha decidieron situar su enterramiento.
Planta de la Basílica de San Isidoro de León
Su cubierta es hermosa como pocas: un conjunto de pinturas románicas que, por su calidad, se considera uno de los mejores del mundo. La artífice fue Urraca la Zamorana, hija mayor de ambos, famosa también por aparecer en el poema el Cantar de Mío Cid, donde ella aparece defendiendo las murallas de Zamora frente al Cid, que había tomado partido por su hermano Sancho. Muertos sus padres, ya a finales del siglo XI, mandó pintar un relato evangélico dividido en Infancia, Pasión y Resurrección de Cristo, cuyo simbolismo iba muy acorde con la vida ejemplar de Fernando y Sancha, representados en las propias pinturas. Los detalles de los frescos del Panteón de Reyes son una maravilla del Románico.
Panteón de los Reyes
¿Qué te parece? Pues la siguiente parada de nuestro paseo será... Los símbolos de San Isidoro de León.
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