Déjalo todo. En la calle
hace una tarde tranquila.
Camina. Está la gente
para hacerte compañía.
No te resistas a ninguno
de los horizontes que te llaman.
Cuando regreses, todo será
más sensato y digno.
No habrás olvidado nada
—no es más libre el que olvida—,
pero tendrás las manos
llenas de luz fresquísima.
Miquel Martí i Pol
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